martes, 20 de septiembre de 2016

Suspendido

He vivido en la suspensión durante ya varios años. Suspensión que ha supuesto un descreimiento temporal en mis creencias tangibles y un sumergimiento. No ha sido una parálisis, una negación consciente de mi discurso, sino un ahogo que la fuerza de los cambios ha vuelto inevitable. En ese mar, leer, escribir, soñar, volver a mis creencias, ha sido complejo. Obsesionado por lograr los precarios equilibrios que me permitan responder ante quienes me debo, lo restante ha pasado a un segundo plano. Esa vocecilla incómoda que me soplaba versos o soñaba ansiosamente, ha callado más de lo deseado. Son momentos de ajustes, de transitar y de luchas sisíficas. Pero todo se guarda en un rincón oscuro, todo va dejando su firma en un libro que un día próximo recuperaré. Y mientras brego hacia un puerto de nuevas aguas, las certezas adquieren la furia de un atardecer atascado entre nubes que quieren negarlo pero no  lo pueden apagar.

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